Saludando a la tierra o Uttanasana

En esta ocasión mis Cucos se me han revelado un poquito y es que me decían que querían bajar de su rama para saludar a la Tierra como ella se merece, querían estar en contacto con ella y no mirarla desde la rama, así que tomando precauciones por si aparecía algún lindo gatito por allí, allá que se han bajado ellos mientras una familia de escarabajitos paseaban y les miraban curiosos X^D.

Si recordáis nos quedamos en la segunda variación de La Montaña donde elevábamos nuestras manos y saludábamos al sol, pues ahora toca saludar a la Tierra, aquélla sobre la que vivimos, la que nos nutre.

Desde la postura anterior y con los pies juntos, tomaremos aire y expulsando doblaremos nuestro cuerpo desde las inglés; si no llegamos al suelo podemos hacer dos cosas:

- apoyarnos en un cojín, bloque o similar
- flexionar las rodillas para apoyarnos en el suelo y que nuestra espalda se estire

Desde este ángulo, miraremos nuestro ombligo.

Es una asana que se suele realizar al inicio de una clase, aunque aquí os recuerdo que os estaba enseñando las asanas que conforma el Saludo al Sol. Esta posición ayuda a cuerpo y cerebro a recuperarse de la fatiga. Viene genial para personas que se excitan fácilmente, puesto que calma nuestras células cerebrales. Tras la misma, los ojos adquieres viveza y la mente se encuentra más en calma. Tiene otros muchos beneficios, pero aquí estamos tratando sobre todo en ver cómo hacerlo con los peques.

Después de haber saludado al sol, podemos bajar a saludar a la tierra, moviendo nuestras manos en señal de saludo, acariciándola, etc. Debemos dejar también actuar a nuestra respiración y a la gravedad, aflojando los músculos para notar cómo nos vamos alargando más hacia la tierra.

La próxima será totalmente distinta, ya que hemos saludado a la Tierra, nos acercaremos más a ellas y adoptaremos... la postura del guerreeeeero ;^D.

Namaste!.